Something Stupid

Era exactamente eso, una estupidez, sólo de pensar en la cara que iba a poner cuando él lo supiese se le revolvía el estómago, aunque claro las naúseas no eran algo fuera de lo común esas últimas semanas; si por ella fuese él jamás lo sabría no deseaba enfrentarse a él, pero era justo que tuviera esa información, él decidiría que hacer con ello. No quería comprensión, no esperaba muestras de afecto por su parte, ni que la apoyase en su decisión; se intentaba convencer una y otra vez de que no lo necesitaba, que ella sola se haría cargo de la situación y saldría adelante con o sin ayuda. Pero en el fondo de su corazoncito sabía perfectamente que no era así ni muchísimo menos, él había sido para ella todo, paso de no ser nada a ser su mundo, y de ahí a ser el padre de la criatura que ella estaba ahora gestando en su interior, y aunque intentase autoconvencerse de lo contrario seguía loca y perdidamente enamorada de él. Decidido él tenía derecho a saberlo, pero ¿Cómo se lo diría? Podría ir a buscarle y soltarselo así en frío, sería rápido e indoloro, luego ya tendrían tiempo para asimilarlo; podía quedar con él en el café y explicárselo con calma, pero sabía que no sería suficientemente valiente para sostenerle la mirada y decírselo; podía mandarle un e-mail o un sms, pero sería absolutamente impersonal e inmaduro además de cobarde; podía escribirle una carta pero tampoco podía esperar a que la recibiese y no era mucho más personal que la idea del e-mail. Estaba bastante claro, rápido e indoloro, sino jamás se atrevería a dar el paso. Había tomado una decisión ¿no?, ambos eran adultos y pensándolo mejor, tampoco era una idea tan terrible, si él no quería volver a saber nada del asunto ni de ella, no volvería a verla jamás. ¡Qué ilusa! No tenía ni la menor idea de lo que significaba su decisión. Desde aquel día nada volvería a ser como antes, nunca volvería a ser como antes. Y eso que estaba escrito con mayúsculas en el contrato.





...Casilda