Esta es la historia de cómo en dos días y sin yo saberlo me convertí en mentirosa, zorra y mala persona.
Miento no es ninguna historia puesto que es ficción. (Y destaco que esta es la única mentira que sale de mi boca en mucho tiempo.)
Alguien ha sido capaz de hacerse llamar mi amigo mientras me dejaba con esta imagen delante de otras personas. Una ficción que desgraciadamente para mí ha sido creída, no juzgo la credulidad de las mentes ingenuas, yo sigo esperando una carta de Hogwarts. (Observareis que hablo sarcasmo fluído, es mi segunda lengua)
Pero lo peor de todo es la tremenda decepción que estoy experimentando, decepción por que se cae una amistad que creía solida, casi irrompible. Anteriores amistades que se han roto me han dolido, pero esta, ha sido a cuchillo y por la espalda. Una de las heridas que escuecen durante décadas, aunque perdones a quién te la hizo.
Decepción por verme a través de los ojos de aquellos que deciden creer la ficción, y porque se pierde en otra dimensión el recuerdo de lo que pudo y no fue.
La sangre me hierve sólo de pensarlo.
Pero voy a decir que me da igual, que se me juzgue, aunque sea a la ligera. No porque realmente me sea indiferente, sino porque me gustaría que así fuese.
Esta entrada da asco pero da igual, es lo que siento yo ahora asco, decepción e impotencia.
La mentira, el egoísmo y la maldad son cosas que jamás olvido, aunque si perdono. Espero, ingenua de mí, que la maldad no haya sido el motor de lo acontecido.
Puede que simplemente estuviese demasiado ocupada mirándome el ombligo y no vi que los sastres del desastre tejían un vestido demasiado grande, que tarde o temprano iba a caer.
Y entonces desnuda, me enfrento a mi realidad.
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