16 de enero de 2011

Una cosa es estar triste, que ya es algo bastante grave, pero otra distinta es estar decepcionada, que es terriblemente peor.

¿Y si estás decepcionada y profundamente triste?

Los motivos, un cúmulo de situaciones que poco a poco se hacen insostenibles, algo así como una mochila llena, en la que crees que aún te cabe un diccionario o un estuche y que vas cada vez dando más de sí, hasta que revienta. Entonces ya no puedes echarte las manos a la cabeza, es tarde....

Si alguien en quien confias te da una patada, duele, si te la da donde más duele jode aun mas, pero si además lo hace sin compasión... ahí te tumba.

Si alguien en quien confias te demuestra ser falso e interesado, puedes no quererlo ver, pero al final te das cuenta de la peor de las maneras posibles.

Un cúmulo de situaciones, a las que se suman esta serie de personas en las que confiaba, hacen que me sienta precisamente decepcionada y profundamente triste.

Mi máscara oculta sentimientos grises hoy ha dejado de funcionar, normalmente la llevo cargada con sonrisas y buenos gestos, pero hoy solo me apetece llorar, gritar, correr... huir, huir de estas emociones tan desagradables que me acosan en el peor de los momentos.

Mañana tendré que hacerme con una nueva, para afrontar lo que toca y lo que queda con una sonrisa pintada, que no sea falsa, puesto que eso no lo soportaría, y que pueda comerse (la sonrisa) a todas esas personas poco personas, a todas las lágrimas, sentimientos de impotencia, momentos de debilidad...

La única debilidad que puedo mostrar es el perdón, aunque no el olvido.

Y no hay cura para ciertas heridas profundas, puesto que no son físicas,
atacan directamente al alma, ya son varias, y temo empezar a volverme desconfiada.


Casilda

1 comentario:

  1. Hola Casilda, nunca es buen momento para sentirse triste y decepcionada, pero entiendo que tengas que preparar los exámenes de febrero y no es el momento para tener la mente saturada de malas impresiones.

    La vida tiene estas cosas, a veces las personas defraudan y duele. Duele tanto cuanto más hayas confiado en ellas.

    Y en ese tipo de heridas, sólo hay dos medicinas que las curan.

    Una de ellas ya la sabes tú, es perdonar. Si no perdonas, tienes un añadido al problema que hace que todo sea peor y te haga más daño.

    La segunda es el tiempo, que vaya pasando y aleje la situación de tenerla presente, hasta que vaya diluyéndose y quede lo más atenuada posible.

    Todo ello acompañado de amigos fieles que te ayuden a olvidar.

    También sabes que escribir es muy terapeútico y en eso eres una campeona.

    Un beso enorme. Y seguro que en unos días todo irá haciéndose más llevadero.

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